Separar al Presidente del Director General: Clave del Gobierno Corporativo Moderno
¿Tu empresa sobreviviría sin ti?
Esa es la pregunta que debería guiar toda conversación seria sobre gobierno corporativo. Si la respuesta es “no”, entonces el riesgo es alto, la institucionalización es nula y el crecimiento tiene un techo bajo. Este principio no es retórica académica: es estrategia pura. Esta semana, el grupo de lujo francés Kering, dueño de marcas como Gucci y Balenciaga, anunció la separación de los cargos de Presidente del Consejo de Administración y Director General. ¿Por qué lo hacen? ¿Y qué tiene que ver esto contigo, empresario mexicano?
Spoiler: todo.
El caso Kering: lujo, poder y visión
El anuncio fue claro: François-Henri Pinault seguirá como Presidente del Consejo, pero el rol operativo pasará a Jean-Dominique Senard, ex CEO de Renault. Esta decisión marca una ruptura con la tradición de control unificado en la cúpula, y representa un paso hacia la profesionalización de la operación, sin soltar las riendas estratégicas.
En otras palabras: la familia Pinault mantiene el mando institucional, pero cede el timón operativo a un perfil técnico, curtido en gestión. Una jugada brillante que fortalece el gobierno corporativo, reduce el riesgo y prepara a la empresa para una nueva etapa de crecimiento.
Separar los roles: ¿moda europea o necesidad mexicana?
Separar la presidencia del consejo de la dirección general no es una tendencia snob. Es una mejor práctica reconocida globalmente, recomendada por organismos como la OCDE, y adoptada por empresas que buscan trascender la figura de su fundador o líder actual.
¿Por qué? Porque:
Evita conflictos de interés entre quien supervisa (el Consejo) y quien ejecuta (la Dirección).
Promueve una rendición de cuentas más clara.
Facilita la sucesión generacional sin perder control estratégico.
Mejora la imagen frente a inversionistas, quienes valoran estructuras robustas y profesionales.
Y en México, donde más del 80% de las empresas son familiares y muchas operan con un solo líder que lo decide todo… esta separación es más urgente que en Francia o Alemania.
¿Qué pasa si no lo haces?
Lo he visto una y otra vez en empresas mexicanas, desde Guadalajara hasta Hermosillo: el fundador se convierte en cuello de botella. Nada se decide sin él, todo depende de él. Cuando ese líder se enferma, se retira o simplemente comete un error… el sistema colapsa.
Además, la falta de un consejo que realmente supervise al director general permite excesos, omisiones y riesgos legales que después se convierten en litigios costosos, conflictos entre socios o auditorías fiscales inesperadas. ¿Te suena familiar?
¿Cómo empezar a institucionalizar tu gobierno corporativo?
Separar funciones no es perder poder. Es ejercerlo con visión. Aquí algunos pasos concretos:
● Crea o fortalece tu Consejo de Administración, y haz que tenga facultades reales, no solo decorativas.
● Nombra a un director general profesional, aunque tú sigas como presidente del consejo o como socio controlador.
● Define comités clave, como el de auditoría, finanzas o cumplimiento.
● Documenta claramente las funciones de cada órgano en tu acta constitutiva y estatutos.
● Alinea los incentivos del equipo directivo con metas de negocio, no con lealtades personales.
Estos cambios no se hacen de un día a otro. Pero cuando se hacen, abren la puerta a alianzas estratégicas, fondos de inversión, continuidad operativa y, sobre todo, tranquilidad para ti y tu familia.
El legado se construye con estructura
Lo que Kering está haciendo es construir una empresa que funcione igual de bien con o sin su fundador en la operación. Ese es el verdadero legado. No solo una marca valiosa, sino una organización capaz de resistir el tiempo, las crisis y las generaciones.
La pregunta ahora es: ¿tu empresa está lista para eso?
¿Necesitas ayuda para fortalecer el gobierno corporativo de tu empresa o preparar una sucesión ordenada? Escríbenos y te guiamos paso a paso.